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ESTRATEGIAS PARA EL DESARROLLO
DE LA CIENCIA Y LA TECNOLOGÍA
EN MÉXICO, EN LOS UMBRALES DEL SIGLO XXI
Texto completo del documento entregado por la Academia Mexicana de
Ciencias al equipo de trabajo del Lic. Vicente Fox Quesada el pasado 10 de noviembre
La Academia Mexicana de Ciencias, fundada en 1959, es una asociación civil
independiente y sin fines de lucro, cuya misión fundamental es apoyar y fomentar el
desarrollo de la ciencia y la tecnología en México.
La Academia agrupa a más de mil trescientos científicos que se han ganado pleno
reconocimiento por su trayectoria en las instituciones nacionales o extranjeras en las que
laboran, dedicándose tanto a las humanidades, a las ciencias de la vida, a las ciencias
de la materia, a las ingenierías, entre otras.
Vivimos en una era donde los avances del conocimiento científico, que produjo la
revolución tecnológica del siglo XX, hace que las naciones que produzcan innovaciones en
el campo de la ciencia y la tecnología estén en mejores condiciones de controlar su
desarrollo inmediato y futuro. Se trata de ser parte del proceso de globalización, pero
resguardando la identidad y la cultura nacional. La experiencia demuestra que la ciencia
aplicada y las nuevas tecnologías en buena medida se promueven gracias a la ciencia
básica, pero además, esta última es imprescindible para la educación de las nuevas
generaciones de científicos y profesionales del país.
México ha construido en los últimos cuarenta años un sistema científico y
tecnológico significativo y de calidad. Sin embargo, este sistema es aún insuficiente
ante los nuevos retos en el país y la competencia internacional. Por lo anterior, es
prioritario avanzar en consolidar y ampliar nuestro sistema de ciencia y tecnología. Para
lograrlo la Academia Mexicana de Ciencias propone las siguientes acciones estratégicas:
- Las políticas de desarrollo de la ciencia y la tecnología deberán ser elevadas al
nivel de políticas de Estado, de modo que no estén sometidas a los vaivenes de los
gobiernos en turno, las coyunturas económicas y los intereses políticos del momento. La
idea es diseñar una política pública en la que participen activamente todos los actores
a quienes les compete el desarrollo de las actividades científicas y sus aplicaciones.
- Las instituciones académicas o aquéllas que como el Conacyt fomentan y apoyan el
desarrollo científico y tecnológico, necesitarán contar con autonomía frente a los
gobiernos. Ésta es una medida básica para garantizar la continuidad de las políticas de
Estado adoptadas para el desarrollo de la ciencia y la tecnología en el largo plazo.
- Las academias con reconocido prestigio y tradición como la Academia Mexicana de
Ciencias, la Academia de Ingeniería y la Academia Nacional de Medicina, entre otras,
podrán convertirse en cuerpos consultivos de alta calificación para opinar sobre las
decisiones que vayan a tomar instancias como la Presidencia de la República, el Congreso
de la Unión o la Secretaría de Educación Pública. También podrán participar de
manera directa en los procesos de toma de decisiones de las instituciones ejecutivas
responsables del desarrollo de la ciencia y la tecnología, como es el Conacyt.
- El financiamiento a la ciencia y a la tecnología es una inversión fundamental para el
desarrollo del país, puesto que los frutos del conocimiento benefician al conjunto de la
sociedad. Por ello, se requiere incrementar gradualmente esta inversión de acuerdo con
una nueva política de Estado en estos ámbitos, teniendo como meta alcanzar el 1% del
Producto Interno Bruto (PIB), tal como lo recomiendan diversos organismos internacionales.
- Con el fin de promover la innovación en ciencia y tecnología, es inevitable
incrementar el número de científicos e instituciones con las que cuenta el país. Para
ello, habrá que fortalecer los programas de apoyo a la formación de jóvenes
investigadores, crear nueva infraestructura y consolidar la existente.
- Al mismo tiempo, se deberá propiciar la formación de redes de intercambio académico
entre las diversas instituciones regionales, así como permitir la movilidad de los
científicos entre los distintos centros de investigación y universidades del país.
- Aunado a lo anterior, tendrá que fortalecerse la vida académica de las universidades
públicas y privadas, así como la de los centros de investigación, para lo cual hay que
garantizar la profesionalización de la planta académica. A su vez, será necesario
ampliar la matrícula estudiantil en general y en particular en las áreas científicas y
tecnológicas en toda la República, sin menoscabo de la calidad de la formación. Para el
logro de tales objetivos la evaluación académica deberá ser utilizada como instrumento
equitativo de superación y planeación.
- En un nivel más general, será necesario crear programas y una política de
comunicación que estimule el interés de los jóvenes y de la sociedad en su conjunto por
los temas científicos, valorándolos como componentes fundamentales de la cultura
nacional.
- Para lograr un mayor beneficio de los resultados de la ciencia y la tecnología en la
sociedad, una de las vías sólidas será vincular la industria y el sector privado con
las universidades y centros de investigación. Dicho vínculo podrá fomentarse mediante
estímulos fiscales e incentivos económicos. Asimismo, este enlace promoverá la
generación de empleo, la diversificación de las fuentes de financiamiento para la
investigación y contribuirá al desarrollo científico y tecnológico nacional.
- Finalmente, es ineludible poner énfasis en que el desarrollo en ciencia y tecnología
ha tenido como base fundamental a las instituciones públicas, por lo tanto cualquier
proyecto que emane del Estado deberá tomar como punto de partida el capital cultural,
científico, profesional e histórico generado en el seno de dichas instituciones.
En este nuevo escenario político de México, los científicos y tecnólogos
consideramos urgente replantear nuestro vínculo con el Estado desde la visión de las
diversas áreas del conocimiento que conforman a esta Academia. Por ello, reafirmamos
nuestra decisión de contribuir al desarrollo de México, así como la voluntad de asumir
nuestra responsabilidad como comunidad científica frente a la sociedad mexicana.
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